“No creo que haya habido otro individuo de nuestra especie con menos vanidad natural que yo”.
Jean-Jacques Rousseau

Ególatra reconocido, así era él...
Pero no acaba ahí la interesante vida del ginebrino.
Cuenta en sus "Confesiones" que a pesar de su indomable, aunque algo afeminado carácter, los sentimientos le ponían bajo el yugo a la hora de actuar.
A su condición de hipocondríaco se suma una sexualidad desinhibida, un aire masoquista afloró con sus castigos de niñez, para que más tarde se convirtiera en "esclavo" de cada mujer que conocía. Muchos fueron sus escarceos hasta que conoció a la mujer con la que "sentaría" la cabeza. Con ella tuvo cinco hijos, los cuales eran entregados según nacían al orfanato.
En cuanto a su obra se declara autodidacta, explícito en sus escritos, sus ideas derivaron en ataques de paranoia:"Odiosa trama, complot". El ilustrado se siente amenazado por los que serían sus colegas, enciclopedistas, religiosos, el mismo Voltaire...
todos se volvieron en su contra, apartándole de la razón.

Fue así como vivió el memorable contratista cuya voluntad quiso cambiar la sociedad.